martes, 29 de junio de 2010

95º Aniversario de la fundación de las Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad

El 29 de junio de 1915 recuerda un sacerdote de la Obra: "Don Orione vino una mañana al Postulantado (creo que fue en el mes de febrero o marzo de 1913), y me dio dos llaves diciéndome que las pusiera en las manos de la estatua de la Virgen que estaba sobre la chimenea de la capilla del Postulantado. Hice cuanto me había dicho.
Hacia el mes de junio o julio del mismo año, me mandó llamar nuevamente y me dijo que fuera a buscar aquellas llaves que por orden suya había colgado de las manos de la Virgen y con grupo de probandos, provistos de escobas y de alguna pala, me llegase hasta él. Reuní los jóvenes y fuimos donde él estaba con los útiles de limpieza. Apenas nos presentamos, Don Orione tomó el sombrero y nos dijo que lo siguiéramos.
Llegados a San Bernardino, me ordenó que abriera con las llaves que había retirado de las manos de la Virgen, la puerta de la sede de los socialistas, en la misma casa que en el año 1893-1894, había sido sede del primer Instituto de la Pequeña Obra.
Entrados en el pequeño atrio respiramos un tufo nauseabundo, luego pasamos a la primera pieza, ocupada actualmente por la capilla de las hermanas y que los socialistas tenían destinada para sala de bailes y reuniones. En las paredes había inscripciones y carteles rotos con "Viva Carlos Marx", "Viva el socialismo"... Se veían figuras de curas con tonsura en actitudes ridículas e irrespetuosas, trazadas con carbón... por doquier basura... Comenzando por el piso superior hemos hecho limpieza como nos fue posible. Don Orione daba órdenes y caminaba por las piezas. Hemos arrancado los carteles y rasqueteado las paredes de la mejor manera, para sacar esas feas figuras. Cuando terminamos, entregué las llaves a Don Orione y regresamos a casa".
En aquel año, de hecho, los socialistas de San Bernardino habían mudado su centro de trabajo a otra sede en la ciudad y Don Orione tomando posesión de la casa, pensó hacerle una buena limpieza en espera de poder destinarla a la familia religiosa femenina, en la cual pensaba insistentemente...
A mediados del mes de enero de 1915, una trágica noticia sorprende a Italia: otro tremendo terremoto ha destruido varios pueblos y ciudades de la Mársica, con epicentro en Avezzano. Don Orione acude como ángel de consuelo y de ayuda... ¡Cuántas víctimas!... ¡Cuántos niños y niñas han quedado huérfanos y necesitados de todo!... Sólo en el mes de mayo, él pudo regresar a Tortona... y luego en junio los acontecimientos apremian. Don Orione siente que ha sonado la hora de Dios, agradece a la Divina Providencia y da comienzo a la Congregación de las "Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad".
Nos cuenta un sacerdote: "El Siervo de Dios, Don Sterpi, me llamó junto con dos huérfanos y nos condujo a los tres a San Bernardino; visitamos la casa que Don Orione había destinado para las primeras Hermanas, nos acompañó por las varias habitaciones y nos dijo que la más amplia sería destinada para la capilla. Nos ordenó limpiar todo muy bien y luego blanquearla. El trabajo se comenzó inmediatamente y después de unos quince días, Don Orione observó que todo estaba ya pronto para iniciar la fundación.
Un día, en efecto, llegaron las primeras postulantes, quienes recibieron las llaves de la casa.
Recuerda Josefina Valdettaro: "Llegué a Tortona la noche del 28 de junio de 1915. Me dirigí al Paterno, donde Don Sterpi me hizo servir un poco de cena, en el locutorio. Luego me dijo que me haría acompañar hasta San Bernardino, mientras él se adelantó para encontrarse allí y recibirme. Cuando llegué encontré dos chicos y un clérigo barriendo. La casa estaba recién pintada y completamente vacía. Faltaban puertas y ventanas. Estaban colocando el altar y la estatua del Sagrado Corazón que se encuentra actualmente; había además, una estatua de la Inmaculada sobre la ventana y una imagen de San José fijada al muro con un alfiler.
Don Sterpi me hizo visitar la casa. En el primer piso había un dormitorio con la cama, una silla y mesita de luz, porta-palangana y palangana, preparadas para mí; se había hecho prestar todo del Instituto San José de las Hermanas Salesianas. En la pieza contigua había algunos platos y fuentes. En casa se encontraban ya, Catalina Volpini y su hermano Miguel..."
Al día siguiente, 29 de junio, fiesta de San Pedro, Don Sterpi fue a bendecir la casa y celebró la Santa Misa, aplicándola por las benditas almas más abandonadas y más devotas del Sagrado Corazón y de la Virgen. Luego dirigió palabras de aliento a las presentes: Marquesa Josefina Valdettaro, Catalina Volpini y su hermano Miguel Volpini, al finalizar bendijo la casa con unas ramitas verdes, porque no había asperges. Regresando al Paterno mandó un muchacho con un poco de provisiones. Por la tarde, Don Sterpi volvió nuevamente, para la Bendición Eucarística y para combinar la partida hacia Ameno. Desde aquel día se comenzó a recitar los quince misterios del Rosario y las Letanías de los Santos.
Así, simplemente, en la oración y en la pobreza, nacía la Congregación de las Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad, fundadas por Don Orione. Comenzaba, y esto parece providencial para un Instituto que debía ser todo papalino, el 29 de junio, festividad de San Pedro, fiesta del Papa.
Allí, donde algunos hermanos nuestros, habían pensado trabajar para una humanidad sin Dios, volvían a elevarse por disposición de la Divina Providencia, oraciones y cantos de adoración y alabanzas al Señor; nuevamente se volvía a invocar a la Virgen Inmaculada y al Sagrado Corazón, intercediendo por todos. Las oraciones y los cantos de las almas que pasarían por aquella bendita casa, se unían, a los otros, vibrantes de entusiasmo y de fe, de veintidós años atrás, de los jovencitos del primer Colegio de la Obra de la Divina Providencia. Efectivamente, Don Orione, ya presentía esa Obra desde fines del año 1893, cuando mostrando a aquellos jóvenes el antiguo convento de San Bernardino y las casuchas, hoy demolidas, que se encontraban delante del Colegio, les decía con seguridad: "Aquí surgirá un gran templo..." Es el actual Santuario de la Virgen de la Guardia.
Capilla de la Casita de San Bernardino (la de las 400 liras) donde nacieron primero los Hijos de la Divina Providencia y luego, las Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad.

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